Del Toro y sus laberintos
Los últimos días del año 2007 me han regalado una inmensa sorpresa: el descubrimiento de la obra de Guillermo del Toro. He llegado tarde, como suelo hacer cuando de cultura y cine se trata, pero he llegado. Empecé viendo, con ojos de prejuicio, El Laberinto del Fauno (2006), pensando que me tropezaría con un film más de hadas y seres fantásticos de los muchos que se han hecho moda en estos últimos tiempos. Para mi fortuna, no fue así. Del Toro con fabulosa maestría nos abre una gran variedad de puertas por las que podemos entrar para interpretar el contenido de la película, y lo mejor quizá, es que sólo cierra unas pocas, dejándonos a nosotros la potestad de decidir la naturaleza de aquello que vimos. Juega con esa capacidad hermosa del arte de proponer sin demostrar. Así, aborda temas como la dicotomía realidad - ficción, el juego y la naturaleza de lo lúdico, la crueldad, la obediencia y hasta deja escurrir alguna que otra crítica política. Desde mi óptica de espectador humilde e ignorante de muchísimos temas relativos al celuloide, la película esta concebida como un buen cuento, ganándote por knock out en dos horas intensas de contenidos maravillosos que se entrecruzan y combinan para darnos una infinidad de posibilidad con las cuales deleitarnos. Es también una divina reivindicación del cine hispano, que en este caso como en otros tantos (pensemos en lo mejor de Amenabar, por ejemplo Tesis) le sabe ganar al efectismo de Hollywood con ideas sólidas y deliciosamente presentadas.
El Orfanato (2007) es otra de las victorias recientes de Del Toro, esta vez bajo la figura de productor, la cual probablemente termine haciéndose de algunos cuantos premios importantes (ya tiene varias nominaciones al Goya y probablemente ocurra igual en Cannes y en el Oscar). En este caso, sin abandonar el estilo que hemos comentado un poco más arriba, es decir, el de insinuar sin mostrarlo todo; Del Toro y G Sánchez (guíonista) se mandan una espectacular película de terror, con todo lo bueno que debe tener el terror. Soy de los que cree que el cine que pretende generar miedo no debe, como erróneamente se estila en los mas burdos ejemplos recientes hollywoodenses, literalizar y proponer el horror en si mismo. Muy por el contrario, debe estimular los temores que todos llevamos dentro, lanzando pequeñas pistas que alboroten esos “fantasmas” que nos son propios, probablemente desde la infancia. Es una película también con muchas puertas y muchos temas interesantes. Nuevamente lo lúdico y lo cruel, esta vez un poco más de la mano, se hacen presentes. Nuevamente la eterna diatriba entre lo que es real o no, pero planteado bajo una de sus conocidas analogías: vida - muerte. En fin, todo un deleite para el que quiere, como quien agarra un buen libro, lanzarse una dosis de buen arte y de cine con ideas.
3 comentarios:
Cronopiashion: dándome la vuelta por acá con mis mejores deseos de nuevo año.
Tu post le da un impulso final a un propósito que tengo desde hace meses: ver por fin El Laberinto del Fauno y comprender de qué va la cosa.
Es duro, pero creo que este año llegaré a los premios Oscars terminando de ver, a toda prisa, las nomicaciones de los dos años anteriores.
Mi única esperanza, sospecho, comienza a perfilarse en el género de comiquitas.
Abrazo por allá.
Supongo que la niña Argonáutica tiene mucho que ver con esa esperanza. Yo en abril me uno al club, así que probablemente ande en las mismas.
Sobre Del Toro, estaré pendiente de tu opinión. Creo que el tipo sabe moverse bien en el terreno de la fantasía, sin caer en lugares comunes ni en modismos. Si puedes, ve a ver también El Orfanato, que es de la pocas películas de terror buenas de estos últimos tiempos.
Un gran abrazo y, nuevamente, lo mejor para ti en este 2008!!
Cronopio: ¡qué estupenda noticia!
Mis mejores deseos por ese contacto extraterrestre que te espera en abril.
Puedo decirte con sencillez y algo de obviedad que, al menos en lo personal, la llegada de la mía ha sido el evento más fascinante y conmovedor de toda mi vida.
Felicidades para ti y tu esposa, de todo corazón.
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