Click
Puedes decidir qué quieres que yo vea o no vea, pero no me puedes obligar a mirarte. Cuidado. Hago click. Te apago. Alberto Barrera Tyzska
Debo empezar estas líneas diciendo que no me gusta la programación de RCTV. Siempre me quejé del programa del Sr. Miguel Angel Rodríguez y su manera de llevarlo, de un tiempo a esta parte dejó de gustarme el humor de la Rochela y la única telenovela que vi por ese canal fue Por Estas Calles. Tampoco me gustó Aprieta y Gana, Quien Quiere Ser Millonario terminó por aburrirme, no veía nunca El Observador y Loco Video Loco se me fue haciendo vulgar y poco cómico. En realidad – justo es decirlo – la televisión abierta venezolana me parece toda pésima, de mal gusto y aburrida. Pero ese soy yo. A mi, con hacer clic en el control remoto me basta para no ver aquello y escudarme en alguno que otro canal de cable o en la seguridad de una película alquilada. Lo que importa de todo esto está justamente en ese clic, en el acto voluntario y consciente de hacer el zapping como a uno mejor le parezca. En la potestad de decidir si lo veo o no. Incluso en la potestad de quejarme abiertamente de la programación del canal como dije que lo hacía. Tampoco veo el canal 8. El Sr. Mario Silva me causa el mismo rechazo que el Sr. Rodríguez. A ambos los encuentro soeces, cursis y exagerados. Por eso decidí no verlo ni a uno ni al otro. A mi me gusta decidir qué hacer con mi vida, en todos los aspectos que ella abarca. Desde el chocolate que me como hasta la profesión que ejerzo. Detesto y desconfío de aquellos que vienen a indicarme el “buen camino“, a enseñarme cómo distinguir lo bueno de lo malo. No creo en los moralismos impuestos, ni en los cánones de ningún tipo. Prefiero equivocarme luego de hacer un análisis propio, que creerme en lo cierto tan sólo por seguir de manera ciega los dictámenes de un tercero. Disfruto cuando tengo la posibilidad de disentir en cualquier materia, siempre reconociendo mis limitaciones. Esa es para mi la esencia detrás del concepto de libertad: poder elegir. El cierre de RCTV y la próxima inauguración de TVES, el cual se pronostica como uno más de los brazos comunicacionales de la revolución bolivariana cuyo objetivo será siempre la ideologización, la homogenización del pensamiento, constituye para mi un atropello sin precedentes en la historia del país, y aún con todos los defectos que el canal de Quinta Crespo tiene para mi, siempre es preferible poder decidir no verlo, que ni siquiera tener esa opción. Lo mismo pienso para el canal del estado, VTV, el cual no veo ni por equivocación. Tan grotesco sería el cierre de la planta del estado como lo es el cierre del canal 2. Estamos caminando firmemente al oscurantismo bolivariano. Estamos dejando en manos de un grupete de personajes fanáticos nuestro albedrío, dando pie de esa manera a la instauración progresiva de un nuevo tipo de fundamentalismo. Pronto en Venezuela las cosas, los hechos, las personas, serán evaluadas bajo la dicotomía revolucionario – contra revolucionario, pudiéndose eliminar todo aquello que no cumpla con la moral que ellos proponen. Cada vez más nos iremos asfixiando bajo el corset del pensamiento único del Tte Cnel Chávez, que se afribuye ahora la posibilidad de dictaminar qué cosas están bien y cuales están mal. Lo peor es que cuando nos demos cuenta, posiblemente no tendremos manera de decirlo ni de actuar para remediarlo.
2 comentarios:
Cronopio: tenía un post it mental desde esta mañana, cuando pasé por aquí: venir a dejar un comentario a esa pieza conmovedora, inteligente y honesta que es tu post anterior. Ahora, me encuentro con este otro post, el cual suscribo en todas sus letras. El cual también suscribo en la ética y la emoción que le subyace.
Estoy seguro que compartirás conmigo, desde la vaga futurología que podíamos permitirnos años atrás, que era difícil imaginar que esto sería el país que tendríamos que vivir. Que esto sería el proyecto de futuro que algún burócrata consideraría que nos podríamos merecer.
Mi esperanza, mi fe, tiene mucho que ver con el hecho de que aun hoy, pese a la crudeza, pese al billete que se gasta día a día el poderoso músculo comunicacional gobiernero, existimos unos cuantos (poco importa cuán pocos) que seguimos imaginando que el mundo puede ser otra cosa, que la idea de un cambio es un gesto humano y no un triste episodio más en esa lista adolorida que lleva los nombres de Pérez Jiménez, Stroessner, Videla, Pinochet, Fujimori... Chávez, El Próximo.
Un abrazo afectuoso en esta mala hora.
Querido Rodrigo,
Gracias por tu extenso comentario, lo aprecio profundamente. En efecto, costaba predecir que lo que hoy estamos viviendo. Eso debería llevarnos a pensar qué nos queda todavía por vivir con este gobierno. Todavía quedamos algunos con la esperanza e intensión de hacer de este un país mejor, pero algunos estamos de brazos caídos y con ganas de tirar la toalla. Te soy sincero, pero así estoy. Porque lamentándolo mucho, la única salida que le veo a este asunto es una en la que no creo y que no comparto.
un profundo y sincero abrazo.
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